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Comemos porque toca comer, pero no atendemos al impacto que tiene en muchos planos de nuestra rutina diaria como es el de ser más productivos en nuestro trabajo. Y es que solo somos conscientes de nuestra alimentación en una capa superficial que no nos molestarnos en atravesar.
A las personas de hoy les preocupa más que nunca no enchufarse gasolina de pésima calidad y las consecuencias que esto pueda tener sobre su salud, aunque son pocos los que encuentran el incentivo necesario para dar el paso definitivo hacia una vida saludable (llámese un serio toque de atención de mi médico de cabecera, llámese no me entran los pantalones, llámese no soy capaz de aguantar una carrera detrás del autobús).
Suelo decir que el mejor estudio de campo que he realizado en los últimos años sobre la preocupación general por alimentarnos mejor ha sido el de compartir la hora de la comida con muchos y muy variados tipos de personas. Y en general, he podido extraer una conclusión que para mi es prácticamente irrefutable: solo hace falta un ejemplo cercano, real y asequible, para dar el gran paso. A mayor cercanía, antes empiezan a tontear con la idea de comer saludable y a pensar en salir a correr o en apuntarse al gimnasio.
Quiero pensar que el ejemplo que toman como referencia para dar ese primer paso hacia unos hábitos más saludables no es simplemente la promesa de un mejor aspecto físico (que también), sino las ganas de llevar una vida equilibrada y consciente del impacto de la alimentación sobre su rendimiento a lo largo del día (día = jornada de trabajo + críos + quehaceres varios). Da igual. El hecho es que nuestra alimentación está muy ligada a cómo rendimos en las horas de trabajo, y aunque solemos creer que lo sabemos, la realidad es que no lo sabemos tanto (de lo contrario tomaríamos cartas en el asunto).
Key: el tópico de la alimentación en el trabajo y su reflejo en la productividad es uno de los temas con más estudios completos disponibles online, y esto es algo que hay que aprovechar. Mientras en otras materias la mayoría de los estudios solo ofrecen un resumen, en este caso la información es mucho más accesible. Basta con googlear “ncbi + cualquier término que te interese consultar” para tener acceso libre a esta inagotable fuente de información. Ej.: “ncbi eating at workplace productivity”, “ncbi food strategies at workplace”, etc.
MÁQUINAS EN LA VIDA, MÁQUINAS EN EL TRABAJO.
“Los empleados con estilos de vida poco saludables o sobrepeso tienden a ser menos productivos en el trabajo, menos habilidosos y pasan más días enfermos (estudio BMC Public Health, 2013)”.Y es que precisamente porque pasamos casi todo el día en nuestro entorno de trabajo, éste se convierte en el contexto perfecto para promover iniciativas orientadas a mejorar la productividad de nuestros compañeros. Y ya que la cosa va de textos entrecomillados, aquí va otra buena razón para que empieces a pensar en instruir a tus empleados o compañeros para que tengan unos mejores hábitos de vida:”La formación de los empleados hacia unos hábitos de vida saludables han demostrado incrementar la productividad entre un 1-2%, con ganancias superiores a los gastos derivados de su implementación”.
Empleados sedentarios, con pésimos hábitos alimenticios y fumadores empedernidos son sinónimo de un envejecimiento prematuro. Por poner un ejemplo, la pérdida de masa muscular asociada a los anteriores hábitos es causante habitual de dolores posturales propios de no ser capaces de asumir ocho horas sentados en una silla, lo que aumenta el riesgo de bajas laborales por dicha causa.
Al contrario, llevar una vida activa con el ejercicio físico como parte del día a día junto con unos mejores hábitos alimenticios y de salud general son el desencadenante perfecto para una serie de mecanismos que repercuten positivamente en la productividad de las personas: mejor mood general, mayor seguridad y confianza, mayor rendimiento en cualquier actividad que se nos ponga por delante.
Tomando veinte médicos para su investigación, este estudio reflejó muy bien los efectos de una mala alimentación (por problemas de tiempo, principalmente) sobre el rendimiento de las personas en su trabajo, y como una alimentación realmente pobre es la responsable de problemas emocionales (irritabilidad, impaciencia o frustración), problemas físicos (cansancio, hambre, etc.) asi como problemas cognitivos (falta de concentración, toma de decisiones pobre o menos eficiencia). Y es curioso el amplio espectro de barreras para que estos médicos siguieran una mejor nutrición de manera habitual:
Un estudio de entretenida lectura.
ABSENTISMO y PRESENTISMO (que no PRESENCIALISMO).
El absentismo lo conocemos todos: faltar recurrentemente a las obligaciones laborales, entre cuyas causas principales no está tanto el haberse pegado la fiesta el juernes como sí padecer (for real) afecciones derivadas de una salud de alambre oxidado.
Algo menos conocido es el presentismo, que por definición vendría a referirse a la pérdida de productividad ocasionada por los empleados que pese a estar presentes en su horario de trabajo, son poco productivos debido a su pésimo estado de salud. El presentismo es generalmente un coste oculto porque pese a no rendir al nivel exigido, los trabajadores están bien monos en su puesto de trabajo.”En EEUU, el coste del presentismo es de unos 180$ billones frente a los 118$ billones de coste asociados al absentismo laboral”.No confundir con el presencialismo, o dicho de otra forma, quedarse calentando el asiento en la oficina para hacer méritos, o simplemente no largarse hasta que el jefe no decide que es la hora de largarse (por el qué dirán).
Bueno pues introducción superada, aqui viene la miga y razón por la que estarás leyendo este post.
PASO A PASO: CÓMO IMPLANTAR UN PROGRAMA DE PROMOCIÓN DE LA SALUD EN TU EMPRESA.
Ya hemos comentado las ventajas que un programa de promoción de la salud puede tener sobre el rendimiento de los empleados y, por ende, en la reducción de los costes asociados al presentismo y al absentismo. Ahora vamos con la parte práctica.
Cuatro fases comprenden la implantación de un programa para la promoción de unos hábitos de vida saludables en toda empresa o startup que se precie:
1. Identificar las necesidades subyacentes.
En la primera etapa toca meterse en el barro haciendo el necesario trabajo de campo, teniendo en cuenta que:
– Una encuesta es un buen punto de partida, que estará orientada a identificar los posibles puntos críticos que puedan estar afectando al rendimiento de los empleados (y aquí no hay diferencia entre los dioses del Olimpo y los currelas del último eslabón de la cadena: esto afecta a todo el mundo). ¿Crees que tu trabajo te genera estrés?¿sufres dolores musculares tales como contracturas? Etcétera, etcétera.
– Es muy positivo realizar entrevistas cara a cara de unos 60 minutos y dinámicas de grupo de unos 90 minutos para profundizar, con preguntas abiertas, sobre la implantación de un programa de promoción de la salud: ¿a qué retos os enfrentáis (los interesados) al plantear un programa de mejora como éste? ¿cuáles consideráis que son los principales efectos del presentismo en vuestra empresa? ¿qué puestos consideráis que tienen más riesgo?
Ejemplo. Problemas que podrían detectarse en este punto: trastornos de sueño, deficiencias nutricionales, estrés, no mover el culo y ganar peso, etc.
2. Definir los objetivos del programa.
Este segundo apartado comienza cuando nos preguntamos para quién es el programa que queremos implantar: ¿para los empleados? ¿para colaboradores? ¿para managers? ¿para la dirección de la empresa? Incluso para las parejas, maridos, esposas y miembros de la familia en general. Para cada perfil y problema detectado planteamos un objetivo específico.
Ejemplo: objetivos para empleados preocupados por su salud mental (la presión de una gran responsabilidad o las tensiones entre compañeros bien pueden ponerte al borde del más insano bloqueo mental). Algunos posibles objetivos serían:
3. Dibujar las lineas estratégicas.
El siguiente paso es de cajón: ¿cómo vamos a alcanzar los objetivos planteados para cada perfil de la empresa y problema detectado?
Key: Empezamos pensando a lo grande, sin limitaciones estructurales o de presupuesto. Se trata de mear fuera del tiesto (un poco de design thinking) para estimular nuestra vena más creativa. Es la parte divertida. Luego ya pensaremos como aterrizarlas.
Ejemplo: el equipo ejecutivo de la startup de turno tiene tal carga de trabajo que hay unanimidad al decir que la alimentación lleva un tiempo totalmente descontrolada. Se palpa en el ambiente, donde reina de forma constante un perseverante aroma a bolsa de papel del Burger King. Se come mal, tarde y siempre a deshora, lo que tiene consecuencias en el estado de ánimo y en los niveles de cansancio a lo largo del día, con fluctuaciones que ni el peor día en Wall Street.
Los objetivos planteados en la fase 2 fueron:
Para los que podríamos plantear estrategias como las siguientes (brainstorming puro y duro):
4. Por último, diseñar el programa definitivo.
El cuarto y último paso consiste en agarrar el punto anterior y pintarlo de forma estructurada, indicando los recursos que serán necesarios, el timing propuesto y el desarrollo de las acciones que se haya decidido llevar a cabo.
Siguiendo con el ejemplo anterior, algunas intervenciones que podrían realizarse podrían girar alrededor de dos ámbitos:
La educación nutricional:
Y la adaptación del entorno (suponiendo que se ofrezcan menús de comida):
UN POCO DE DIETA MEDITERRÁNEA EN EL TRABAJO
Te habrás dado cuenta a estas alturas de que fuentes de información como Pubmed ncbi son lo más parecido a una potente y adictiva droga…
Recomiendo antes de finalizar este otro estudio donde se analiza con detalle el impacto de la dieta mediterránea en los entornos de trabajo. En él se encuentran joyas realmente útiles como por ejemplo las recomendaciones básicas para una dieta mediterránea (aquí), un esquema resumido de sus beneficios para la salud (aquí) y un muy buen ejemplo de problemas asociados a la mala alimentación en el trabajo, posibles objetivos y las estrategias para alcanzarlos (aquí).
CONSEJOS PARA SER MÁS EFICIENTE CON LA ALIMENTACIÓN
Aquí van unos consejos fáciles de distribuir entre tus colegas de trabajo:
Desayuno
Aunque la archifamosa bro-science dice que lo que necesita el cerebro para ser productivo es un enchufe directo de azúcar, la realidad es que lo último que necesitamos para ser productivos a lo largo de una jornada de trabajo son subidas y bajadas explosivas de azúcar.
Necesitamos estar bien surtidos de energía desde el primer momento, pero que proceda de las fuentes adecuadas para que podamos mantener el foco y la concentración durante todo el día. Nada de donuts con café. Al contrario, trataremos de incluir en el desayuno:
La magia está en una combinación equilibrada entre estos cuatro bloques. Y ya verás como te dejan de apetecer los donuts mojados en café.
No saltarse comidas
Vitaminas, minerales, aminoácidos…todo lo que el organismo necesita para rendir a un nivel óptimo viene de las comidas. A no ser que quieras meterte en prácticas como el ayuno intermitente (que no es para todo el mundo), tu mejor opción es comer de forma regular, saludable y con relativamente poco espacio entre comidas.
Organización
Si acabamos atacando la máquina de vending porque no tenemos otra cosa mejor a mano, blanco y en botella: planificar con antelación y ser un poco organizado con las comidas tiene su recompensa. No hace falta tener que pensar cada día en una increíble novedad culinaria para llevarnos al trabajo.
Se trata de buscar soluciones prácticas, y si por ahí pasa apañarse con dos o tres opciones de forma general, tanto mejor. Hay mil opciones que podemos recomendar: sandwiches de pan de grano entero o los clásicos wraps que podemos llenar de pollo con vegetales, de atún, de hummus, de huevos troceados, de pavo…opciones hay mil. Se puede tirar igualmente de ensaladas o tuppers llenos de fruta troceada para tirar a modo de snacks, al igual que frutos secos.
Hacer de la nutrición una prioridad en el lab.
A la gente solo le hace falta un buen ejemplo para comer mejor. Habla con tus compañeros o colaboradores sobre la manera de implementar unos hábitos nutricionales saludables en el entorno de trabajo. Colectivamente, pensad en formas de hacer ver a la gente las ventajas de comer mejor. No solo va repercutir positivamente en el bienestar de cada uno, sino en su productividad y motivación para sacar el trabajo adelante.
RECOPILANDO
Nuestros hábitos de vida encuentran su reflejo sobre nuestro rendimiento en las horas de trabajo. Cómo nos alimentemos, lo activos que seamos o que concedamos al descanso la importancia que tiene impactaran en lo mucho o poco productivos que seamos trabajando.
¿Solución? Si esta en nuestras manos la gestión de una empresa o startup, la solución pasa por implementar un programa de promoción de una vida saludable. Si lo que esta en juego es tu salud, arrimarte a quien pueda dar buen ejemplo de unos hábitos de vida remarcables.
Recursos útiles: